Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 24 de Febrero de 2010
El patrimonio cultural y natural del Delta de Tigre está siendo arrasado desde fines de los 90’, más de 15 mil hectáreas de humedales han sido urbanizadas (rellenadas) para construir megaemprendimientos de barrios privados como la ciudad pueblo “Nordelta” y el complejo “Villa Nueva”, entre muchas otras. Estas construcciones destruyen decenas de sitios sagrados de los pueblos originarios, son yacimientos con restos arqueológicos de las culturas prehispánicas que habitaron durante milenios este territorio y que en el siglo XVI lucharon contra los invasores europeos.
Las obras de Nordelta, por ejemplo, destruyeron el sitio arqueológico llamado “Arroyo Sarandí”, en tanto la desarrolladora inmobiliaria EIDICO construyó arriba del yacimiento “Garín”, ambos contenían enterratorios humanos.
En verdad, según explican los arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL), todos los sitios arqueológicos de la zona tienen un área de enterratorios. “Los depósitos contienen enterratorios humanos, instrumentos realizados en diferentes tipos de rocas, alfarería, instrumentos de hueso y restos de la fauna que habitaba en el Partido (de Tigre) con anterioridad a la llegada del colonizador europeo”, explicaba en el 2001 la directora del INAPL, Diana Rolandi, en un documento oficial. En el mismo también destacaba que los sitios contienen pruebas de las “poblaciones aborígenes que habitaron la provincia de Buenos Aires, siendo la única evidencia física de la presencia del hombre prehispánico en el área”.
El sitio arqueológico Punta Canal (Punta Querandíes), ubicado a 50 metros de donde se encontraba el sitio “Garín” y de similares características, fue excavado en diciembre de 2008 en una campaña de rescate que recogió alrededor de 10.000 piezas. Esta campaña fue financiada por EIDICO para “limpiar” el predio y poder construir en la zona. Los arqueólogos a cargo de la excavación, Daniel Loponte y Alejandro Acosta, estimaron que el sitio ya se encontraba destruido en un 70 o 80 por ciento, incluyendo posiblemente el área de enterratorios, ya que en dicha excavación no se encontraron restos humanos. La destrucción parcial del sitio habría sido durante obras previas de la misma empresa, más concretamente al ampliar el Canal Villanueva a fines de los 90’ para hacer el acceso al barrio privado Santa Catalina, donde pereció asimismo el sitio Garín. Pero los arqueólogos dejaron un remanente sin excavar, ya que hicieron un rescate “relámpago” apurados por la empresa, y lo cierto es que en lugar continúan apareciendo restos.
La antigüedad de estos sitios arqueológicos son de mil años, es decir 500 años antes de la llegada de los conquistadores europeos. Su protección y promoción de su patrimonio son una obligación del Estado argentino en este “Bicentenario”. Desde el siglo XVI que los sucesivos poderes del Río de la Plata ejercieron una política de exterminio hacia las naciones indígenas que habitaban en la actual provincia de Buenos Aires. “La guerra al indio” fue una continuidad casi sin interrupciones, que tuvo su pico en 1879 con la Campaña al Desierto del General Roca –todavía hoy, héroe oficial de la “Argentina”, con su rostro en el billete de 100 pesos y hasta un museo que lo homenajea en Recoleta, el “Museo Roca”-. Hoy el país tiene otro marco jurídico y otra Constitución política, en la cual se reconoce la preexistencia indígena. Por eso la continuidad de la destrucción del patrimonio cultural prehispánico -que pertenece a todos los ciudadanos porque es parte intrínseca de nuestra identidad- es una violación del propio marco legal del Estado argentino.
Punta Querandíes está ubicado sobre un terraplén ferroviario perteneciente a ADIF (ex ONABE), aledaño al Canal Villanueva, en la localidad de Dique Luján. A pesar de ser tierras y costas públicas, la empresa EIDICO se adueñó del territorio. Según la empresa, el lugar es de su principal directivo, Jorge O’Reilly, con fuertes lazos con el oficialismo municipal, tan es así que fue asesor de la Jefatura de Gabinete de la Nación cuando ésta estuvo a cargo del actual intendente de Tigre, Sergio Massa. Además, varios ex funcionarios de EIDICO hoy ocupan importantes cargos en el ejecutivo local, como el ingeniero Pablo Dameno -accionista de emprendimientos de barrios privados- que se desempeña como titular de la Subsecretaría de Planeamiento Urbano.
Alrededor de “Punta Querandíes” se conformó un movimiento en defensa del patrimonio público, cultural y natural del Delta, allí se reúnen semana a semana integrantes de comunidades indígenas, ambientalistas y personas preocupadas por defender lo que es de todos. Se convocan en este predio para homenajear a los antiguos, defender los humedales y proyectar actividades que revaloricen la historia originaria de la región. Con empeño, y en alianza con vecinos afectados por las obras, lograron la atención de legisladores municipales, provinciales y nacionales. Además recibieron el apoyo y asesoramiento de reservas naturales de la zona norte, como la Reserva Natural de Otamendi y la Reserva Natural de Pilar.
El Movimiento en Defensa de la Pacha exige que este predio tenga un uso social y no se entregue a la empresa EIDICO o a su directivo Jorge O’Reilly. Según las primeras informaciones allí quería construir su casa O’Reilly, debido a la ubicación privilegiada del mismo: su acceso directo al Canal Villanueva y desde allí al río Luján. Sin embargo, el fin de semana se apersonó en el lugar una persona que se identificó como “profesor de equitación” de un colegio que funciona dentro del Complejo Villa Nueva, se acercó mientras más de 40 personas realizaban una ceremonia indígena. Esta persona dijo que era el encargado del predio y que allí pretende dictar las clases de equitación a los niños de los barrios privados.
EIDICO ya tiene miles de hectáreas y va por mucho más. Punta Querandíes, ¿debe servir para que los niños de clases acomodadas aprendan equitación? ¿o el Estado debe garantizar que las tierras sean coherentes con su propia historia y sirva para la reparación de las culturas originarias bonaerenses que han sido arrasadas en los siglos anteriores? ¿La tierra pública del Estado argentino a qué intereses debe servir?
¿Cuántos sitios sagrados han sido destruidos desde fines de los 90’? Difícil saberlo, pero las propias autoridades del Estado advierten que existen muchísimos sitios no identificados, es decir que su destrucción pasa desapercibida. No se trata de 3 o 4 yacimientos dispersos, sino de un patrimonio en su conjunto que hay que proteger y revalorizar para afianzar una identidad más profunda.
MOVIMIENTO EN DEFENSA DE LA PACHA
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