Arquitecta Marta Dodero P.U.R.
Se puede definir el concepto de Planeamiento Urbano como un proceso,que partiendo de un ajustado conocimiento de la realidad propone acciones en el tiempo que tienden a mejorar la vida de la gente.
En tren de definir podríamos ampliar con más ideas y variantes pero lo esencial es recalcar que Planificar es un accionar humano que surge naturalmente como una necesidad, para asignar los recursos disponibles, de una manera “eficiente”.
La realidad nos muestra, que los caminos e ideas, que se han usado hasta hoy para gobernar nuestros espacios, no sirvieron a los fines para los que se pensaron, sino a intereses parciales, dando una importante concentración de poder a ciertos grupos, en detrimento de la calidad de vida de la mayoría.
Así, los tiempos transcurrieron mostrando que el Estado de Bienestar quebró en el mundo, que la creencia en aquel desarrollo que derramaría sus beneficios a toda la sociedad cuando la acumulación fuera la “suficiente”, es una falacia que aún hoy se la oye sonar en nuestro medio, cuando en realidad no hay derrame sino acumulación por un lado y exclusión por el otro; hoy sabemos que aquella imagen del progreso infinito se asienta en una tendencia suicida de esterilizar al planeta.
Hoy, estamos transcurriendo un período de profunda decadencia. Ya son inadecuados a nuestra realidad los parámetros que miden crecimiento, calidad de vida y en general aquellas referencias voluntaristas que implican mejoras, aumentos y redistribuciones de beneficios que no se verifican.
Son en cambio mucho más útiles, facilitan más el reconocimiento de los problemas reales, los parámetros que cuantifican carencias y malestares, los índices de desempleo, de necesidades básicas insatisfechas, los valores de exclusión social, etc.
En nuestra área metropolitana bonaerense, en la macro ciudad de Buenos Aires, se ha instalado el “malestar urbano”. Quiere decir esto que si tenemos en claro que las ciudades son concentraciones de población que potencian y enriquecen las interacciones humanas, todo lo que facilite esas interacciones es adecuado y todo lo que las frene es nocivo.
En este sentido cada uno de nosotros puede hacer una lista de cuestiones irritantes básicas con las que debemos lidiar cotidianamente, con las que debemos convivir, a las que debemos poner en espera, negar o minimizar, para poder centrarnos en resolver las obligaciones de diario.
Ese proceso de ignorar o minimizar, no impide el impacto en nuestras conciencias o en nuestros organismos, nos intoxica lenta pero acumulativamente y desemboca en patologías muy diversas, englobadas en diagnósticos de stress, que esconden síndromes alienantes o letales.
El planeamiento Urbano se debe ocupar de solucionar las cuestiones que originan el “malestar urbano”, como:
Dificultades para la circulación peatonal, veredas rotas o en reparación constante.
Congestión de tránsito, estacionamiento caóticos.
Invasión de espacios de los peatones por usos varios.
Mala calidad de transporte.
El espacio se convierte en mercadería, pasa a ser a ser dinero y deja de ser espacio vital.
Se destruye el patrimonio cultural, el natural del hombre.
Ruido, entendido como disturbios del pensamiento, reiteración al infinito de mensajes indeseados, imposibilidad de elegir los estímulos, sobre presión publicitaria, informativa, auditiva, visual.
Servicio públicos malos y caros.
Promulgación de normas que legitiman situaciones conflictivas.
Desprecio por la vida humana.
Destrucción sistemática de la identidad urbana, privilegiando los negocios privados.
Destrucción de lugares con calidades ambientales especiales.
Destrucción de los recursos por sobre explotación.
El humor. La suciedad. La violencia, son algunas de las consecuencias
No hay comentarios:
Publicar un comentario